lunes, 17 de marzo de 2008

Faltaron cinco para el peso


El matador perdio 2 puntos de oro para encarrilarse definitivamente hacia la clasificacion de la copa Sudamericana. Sin embargo, y a pesar de la bronca de hinchas y jugadores, se pudo apreciar un partido muy emocionante donde Tigre mostro mucha solidez en defensa, despliegue y sacrificio en el medio y un ataque por momentos punzante durante 85 minutos, pero no supo cerrarlo. Estaba para golear y se empato, pero este equipo cada vez mas se parece al del año pasado. Otro dato importante es que Tigre alcanzo a Lanus(No jugo) y esta en la punta de la tabla general, un orgullo.
Cada vez mas bajito y sin hacer ruido el Matador de CAgna y cia. se va metiendo en todas las luchas que al hincha emociona; Copas y campeonato. Aqui un breve resumen del partido extraido de los sitios mas importantes de la web. El recuento sirve para distinguir las diferentes miradas sobre el agonico empate de Banfield.


Clubtigre.com
Tigre no lo pudo aguantar y empató en el Sur

En un partidazo lleno de emociones ganaba 3 a 1 a cuatro del final con goles de Morero, Giménez y Martínez, pero en el descuento, el local llegó a la igualdad a puro centro. Antes, Ayala había errado un penal.

El partido se planteó de igual a igual, con Ereros moviéndose por todo el frente de ataque y Altobelli o Ayala bajando los pelotazos largos que partían de la defensa. A los 5 minutos, tras un par de córners cortos, Morero logró conectar un gran cabezazo para poner el 1 a 0.

Banfield reaccionó desde los pies de Quinteros, conductor del equipo, y el peligroso Cvitanich que siempre se las arreglaba para complicar a sus marcadores. El mediocampo remendado y las distracciones en la marca, ayudaban a que el local llegara sin demasiados escollos hasta el área de Islas.
Así, tras un centro, Cvitanich ganó la posición con el cuerpo y Leyes debió tomarlo del pantalón. Penal y empate. Sobre el final, Tigre emparejó las acciones con un gran trabajo de Matías Giménez por izquierda, y tuvo chances de desnivelar, pero no lograba imponer su juego.

En la segunda parte se vio un partido distinto: el equipo de Cagna fue el protagonista excluyente hasta el minuto 41. De movida, un gran desborde de Nico Torres por derecha terminó en un centro largo para que Matías Giménez barriera por el segundo palo y definiera cruzado.

Se ajustaron las marcas y Román Martínez creció en juego y precisión, generando menos pelotazos y más circulación del balón. El dominio de campo y pelota decantaba en situaciones de gol: se podría haber ampliado el marcador con un muy claro mano a mano que Luchetti tapó a Ereros.

Luego, con la jugada del penal que Ayala desperdició en dos ocasiones: Primero, tiró suave y Luchetti atajó, el rebote dio en el travesaño, y por tercera vez, con una espectacular tijera, el paraguayo tuvo la chance de concretar. Cuando Pezzotta ya había validado el gol y corría al círculo central, el juez de línea, riguroso como pocas veces en estas acciones, había marcado el adelantamiento del arquero.

El penal se volvió a ejecutar y Ayala, con potencia, la tiró por encima del travesaño. Esto envalentonó a Banfield, que nada había hecho hasta ese entonces, y en el primer ataque casi llega al empate con un mano a mano que Islas tapo magníficamente. Tigre respondió con la gran corrida de cada partido de Suárez, que tomó la pelota en su campo, le ganó a su marcador y habilitó a Ayala en el borde del área que, ante la salida del arquero, tocó para que Martínez definiera de media vuelta. El triunfo parecía asegurado, y Tigre seguía llegando con peligro, pero Banfield comenzó a arrinconar con lo que más sufre la defensa: todo era centros cruzados. Primero Cvitanich se las arregló para zafar de su marca y bombearla de cabeza por sobre la estirada de Islas. Luego, ya en tiempo de descuento, Pezzotta, que dirigió todo el partido desde muy lejos, cobró falta de Morero para que el tiro libre en forma de centro fuera conectado por Civelli.

Tigre mostró que sigue siendo protagonista, y más allá del resultado, brinda espectáculo en cualquier cancha, genera numerosas situaciones de gol, pero aún le faltan ajustar detalles para consolidarse y definir los partidos cuando hay oportunidades
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Ole
100% Lucho
El Matador lo tenía KO, 3-1 a los 40' ST. Pero Lucho Civelli se hizo cargo: con goles de él y Cvita, festejó el Taladro.

La esperanza había renacido seis minutos antes nomás. Darío, el "que es de Banfield y de Banfield no se va" (y puede dar clases de cómo colocar el cuerpo en un face to face con un defensor) aprovechaba un centro de Quinteros, la mala posición de Islas y revivía corazones que estaban KO. Quedaba la última esperanza, ésa que te empuja solita a conseguir algo más y que la buscás por optimista, porque si llegó el segundo, ¿por qué no iba a aparecer el tercero? Y nació en los pies de Quinteros y terminó en la cabeza de Civelli. De Lucho. Sí, 100 % Lucho. Ni 70% fútbol ni 30% lujos.
Luciano fue la figura del partido por su entrega, sus ganas, su ida y vuelta constante y por poner la cabecita en un momento clave. No se escondió nunca y se transformó en el héroe de una tarde-noche que pintaba trágica. El Taladro lo empató a partir de una inyección anímica tremenda luego del descuento de Cvitanich. Ahí apareció la fuerza, la garra y el coraje necesarios para lograr una igualdad que ni Duhalde ni todos los hinchas de Banfield juntos hubieran soñado cuando Román Martínez convertía el 3-1 y el equipo de Llop merodeaba el certificado de defunción. Porque hasta ahí, que quede claro, Tigre justificaba su victoria parcial. La sostenía, en realidad, gracias al derrumbe del local tras el tanto de Giménez. Banfield tuvo dos reacciones totalmente distintas tras el primer y segundo gol del Matador (a propósito, ambos errores de Lucchetti). En la apertura no se cayó y tozudo y persistente, pero sin jugadas elaboradas (Patiño sería el socio ideal para cualquier organizador, pero no está capacitado para ser el conductor de un equipo) fue hasta el arco de Islas. Claro, después pareció que el entretiempo duró un poquito más para los muchachos del Chocho y el encontrarse en desventaja con el ST en pañales, los destruyó. Levantó Martínez, creció Nico Torres (zurdo hasta para tomar la sopa, le envió un centro milimétrico a Giménez con derecha), Suárez aportó velocidad y así la visita saboreaba las mieles del éxito.
Pero... el fútbol es contagio dicen. Entonces, Llop sacó a un defensor, atacó con tres puntas, Cagna metió a Paparatto (lógico, no se puede marcar tres vs. tres) y llegó la parda final. A puro vértigo e intensidad. ¿Tiqui-tiqui? Nada. En el Sur es 100% Lucho.
Tyc Sports.com
Tigre se durmió y Banfield le empató en el final

El Matador estaba arriba 3-1 y generaba las situaciones más claras, pero el Taladro reaccionó y llegó a la igualdad en los últimos seis minutos. Morero, Giménez y Martínez marcaron para el visitante, mientras que Lucchetti, de penal, Cvitanich y Civelli lo hicieron para el Taladro. Ayala, del Matador, erró un penal que Pezzotta hizo patear dos veces en una decisión polémica.

Fue un partidazo el que protagonizaron Banfield y Tigre en el Sur. Hubo de todo: goles, polémicas, múltiples emociones y situaciones de riesgo en las dos áreas. El resultado fue 3-3, pero el Taladro se quedó con un sabor bastante dulce, ya que logró remontar un resultado de dos goles abajo y además consiguió el empate en el tiempo adicional.
El Matador golpeó rápido, cuando apenas se habían jugado 5 minutos. Tras un corner, Morero aprovechó una desatención de la defensa rival y abrió el marcador de cabeza. Instantáneamente el local fue en busca de la igualdad, y la consiguió a través de un penal que le cometieron a Cvitanich y Lucchetti cambió por gol. En la siguiente jugada el mismo delantero se desplomó nuevamente en el área ¿otra vez penal? No. Pezzotta no compró y amonestó al jugador por simular.
En el inicio del complemento volvió a sorprender Tigre. Apenas se habían disputado 60 segundos y Matías Giménez entró solo por el segundo palo para desnivelar. Banfield, en busca del empate, se descompensó en el mediocampo y Tigre comenzó a generar riesgo constantemente, aunque la mala puntería en las definiciones o la buena reacción de Lucchetti le impidieron aumentar la diferencia.
La controversia mayor llegó a falta de un cuarto de hora de juego: Lucchetti le atajó un penal a Ayala y el paraguayo encontró el gol en el rebote, pero Pezzotta decidió que el tiro sea ejecutado nuevamente porque el arquero se había adelantado. En la repetición, Ayala falló. Finalmente, el Matador pudo festejar luego de un contraataque perfecto que culminó Román Martínez con una media vuelta.
Parecía todo definido, porque además Banfield no mostraba respuesta alguna. Pero un gol de Cvitanich de cabeza cambió la moral en el equipo y reavivó las esperanzas. Con el tiempo cumplido, Civelli consiguió la igualdad y desató la alegría del local. Cagna, en tanto, se lamentaba por las ocasiones perdidas y por el tanto que Pezzotta le anuló a su equipo.
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